POEMAS

ESPÍA DE AMOR.

el amor espía mi corazón,
para llevarte chismes de mi locura,
no te creas de todo lo que él te diga
son rumores de callejón.

Que te quiero es cierto , éso es secreto a voces,
que sueño contigo mil cosas, éso hasta despierto pasa,
lo único que nunca pasa es que me olvide de ti.

Hay cosas que no se esconden,
ni a tu mirada, ni a la de nadie,
pero , sí por casualidad , de algo de mí no te enteras,
cuando mi sangre por ti arde, no te preocupes,
siempre estará el amor espiándome ,como pájaro en el alambre.

J CARL RIMONT.








TARDES SIN TI.

Como una tarde de invierno
con tintes de felicidad y melancolía
así se tornan recuerdos de ti esposa, amada mía.

Cuantos recuerdos dejaste
entre el pasado y ahora, porque del futuro
no formas ya parte luz de mi esplendorosa aurora.

Dios te llevo de mis brazos,
sin justificación alguna pero ¿quién puedo ser yo el que juzga,
la decisión de quien te puso en mi camino?.

Fue una tarde soleada
cuando partiste serena;
y te llevaste de este cuerpo parte de mi alma que ahora pena.

Cada nueva mañana;
contemplo el rosal que juntos plantamos
y disfruto su aroma como si con el te trajera a mi lado.

No mantengo ya desilusión alguna que en mis brazos no duermas;
porque yo solo ruego en mi otra vida encontrarte
y hacerte de nuevo mi esposa , mi vida, mi reina.

J CARL RIMONT.








PIEZA A MI AMADA.

Los grillos afinan sus alas
 con un brillante diapasón de hojas.
Los pájaros solfean sus fulgurantes trinos
 antes de entrar a escena.

El agua practica sus últimas notas
 resonando suavemente entre las rocas.
y los bambúes resoplan en sus cuerpos
 como deliciosas flautas dulces.

Grave suenan al fondo los alcatraces
blancos  a manera de tuba.
Y las ranas croan como briosos tenores al unísono
de los tambores que emula el  fondo de un tronco.

Los ramales que arpegian las lianas colgantes;
 a manera de finas arpas de sonidos angelicales,
  dan nota de afinación exacta y perfecta
 a las gotas de rocío, que tocan la marimba de flores.

El viento está listo;
con la batuta  y su frac transparente.
Solicita taciturnidad y atención a la concurrencia
para la magna sinfonía

Apolo se acerca al director. Con atención este lo escucha;
 al oído le hace cabal solicitud de una pieza para su amada luna.
Con sonrisa bribona asienta la petición; dos golpes al atril
y  todo listo para la  ejecución.

Engalanada la luna dentro de un gran ajuar de fiesta nocturna;
Se sitúa en primera fila en los mejores asientos del lago,
formados por lirios prendidos con hilos de brillo de estrella.
No cabía un lucero mas en aquel natural recinto.

Vuelve Apolo pronto, preciso al lado de su amada consorte;
coqueta lo mira a los ojos y pregunta con tono amoroso.
 Cariño ¿sucede algo que deba saber? ¿qué le dijiste al director?.
Hoy es tu cumpleaños mi amor. Solicité para celebrarte “CLARO DE LUNA” a la orquesta.

J CARL RIMONT. (D.R 2012)












MÉXICO

Bienvenidos a la tierra del sol Azteca
donde la cultura ancestral se impone y florece
madre de pirámides y dioses que van mas allá
de esta dimensión en el tiempo.

Lugar mágico de deidades; con mezcla
de animales y hombres. que protegen
a sus hijos a costa de su propia vida
y de herencia divina la eternidad han dejado.

Allá viene en carabela imparable la conquista
surcando el turquesa y profundo mar Atlántico
la orilla de este continente fue testigo maniatado
de tan dantesco quebranto.

Desterraron mis dioses. El crucifijo se impuso;
de riqueza llenaron sus navíos y de pobreza los jacales.
Mientras allá en la vieja Europa
su prostituta América los llenaba de riqueza.

El tiempo se fugó en sí mismo
los conquistadores ya no están;
dejaron algo de piedra sobre piedra
para poder de nuevo empezar.

La mezcla de las culturas no dejo todo por malo.
grandes arquitecturas adornan nuestras bellas y apacibles ciudades.
Desde una catedral barroca; hasta una que otra gótica
que usan nuestras pirámides antiguas como sendos pedestales.


Ahora podemos hablar de Frida Kahlo y Diego Rivera
que en vez de manos tenían pinceles
y por óleo sus placeres, sus sueños y arrumacos
que en los tiempos en que vivieron fueron dos grandes contemporáneos.


Terminaré mi poema hablando de mi amada cuna;
puesto que si mi descripción siguiera me pescaría dormido la luna.
Hablando de mi México amado que como esta tierra ninguna,
Guadalajara es mi moisés o mi avejentada cuna.

Aquí al mundo no le envidiamos nada
pues de todo a manos llenas tenemos;
desde tierra con clima envidiable
hasta mujeres de rostro perfecto.

Una capilla Sixtina
que no pintó Miguel Ángel,
pero sí mi hermano pintor
llamado José Clemente Orozco.


Con mucho colorido y folklor;
¡ comida de la mejor !
que no se saborea en otra parte.
Mejor dense una vuelta a mi casa y verán lo que les digo;
que mi relato es muy pobre comparado
con esta obra de arte donde Yo vivo.


J CARL RIMONT.











RENCUENTRO.

Cabalgando hacia el horizonte sin fin de una tarde de verano;
un hermoso alazán busca su espíritu indomable
aquél que lo abandono en un tiempo para existir errante sin cuerpo.

Quiere de nuevo sentirse vivo;
quiere de nuevo sentir el viento.
corre firme por aquella pradera que alguna vez le hizo perder el aliento.

Deja dócil que el aire se enrede y alborote su hermoso pelo;
piensa mientras avanza que encontrará de nuevo el camino.
Aquel que perdió un día por querer vivir otro destino.

J CARL RIMONT (dedicado a mí)



NACIMIENTO, JUVENTUD Y VEJEZ.

Ante una gran vitrina de cuneros
una joven y una anciana miran una criatura de rosada piel;
de manzanas en las mejillas,
manos de algodón,
ensortijado cabello,
y dos ojos de girasol.

Enternecidas le hacen mimos y gestos
a aquel reciente capullo.
Con las manos adheridas al cristal que de barrera eterna sirve
para mantenerlo limpio y puro.
De besos inundan aquella gran pecera
como queriéndolo besarlo hasta la primavera
una sus rugosas manos agita
y otra de mueca de ángel la niña de sus ojos regocija.

aquella infante criatura más
delicada que una burbuja
no ha parado de llorar desde que lo parió su madre
en este mundo de cristal.

Ya preocupa a ambas visitantes
que se empiezan a inquietar
la joven le dice a la anciana
madre vejez ¿cómo podemos su llanto calmar?.

Le contesta. Juventud inquieta
no te ocupes de más;
esto es algo que recurrente se dará.
No parará de gemir y lagrimear
porque en la naturaleza de crecer esta la constante llorar.

Crecer duele.


J CARL RIMONT.





QUE NOMBRE.

Una silueta esplendorosa camina
como levitando en las bellas calles
de la quieta ciudad; se nota que es una joya fina,
tan fina como quien vida le dio.

De resplandor de canto de ruiseñor al alba;
en un día de color ocre otoñal. O de los destellantes brillos
que dan las gotas; cuando caen y parecen en la tierra
un desfile de soldaditos en retirada de esa lluvia sorpresiva.

te grito a lo lejos, ey hermosa dama, decime ¿cómo te llamas?;
volteas sin dejar de sonreír y con tu elegante presencia
dices "LLÁMAME COMO QUIERAS, DUDO MUCHO QUE NOS VOLVAMOS A VER".


J CARL RIMONT (D.R 2012)










AMOR NACIENTE.

Nos vimos por primera vez
una mañana de Septiembre,
tenia yo sólo seis años;
desde ese instante nos conocimos
y creí sería para siempre.

¡ Me flechaste de inmediato!
yo era francamente
un chiquillo; un niño
que sentía revolotear mariposas
en su pequeño vientrecito.

Por las mañanas saltaba
al primer toque de la cama
sin reclamo o descontento;
prefería morir de sueño allí
a llegar tarde un momento.
A pequeñas exigencias
presionaba a mi madre;
¡¡ córrele mamá por piedad,
córrele que se hace tarde !!

Siempre bien peinado,
listo para la ocasión
por si era oportuno en un instante,
regalarte mi corazón.
Tú más alta e inteligente que yo.
Yo un enano aprendiz que apenas llegaba
al fajillo de tu cintura.
pero eso no impedía cruzar nuestras miradas;
cuando rayabas gloriosa
en aquel blanco pizarrón.

Siempre tomabas mis cuadernos
y dejabas notas en ellos;
esas letras se convertían para mi
en el autógrafo de mi más admirada estrella.
Recuerdo qué hermoso mi atención llamabas,
diciendo fuerte mi nombre;
cuando los celos te invadían
al verme platicar con una que otra chiquilla.

Mis amigos de salón
notaban lo que entre nosotros sucedía
y en la hora de descanso
se juntaban y me decían;
¡¡ anda no seas cobarde dile lo que por ella sientes !!
yo sonrojado decía

AUN NO ES TIEMPO DE MI AMOR A LA MAESTRA DECLARARLE; VAMOS A DAR TIEMPO A QUE LO NUESTRO MADURE.


J CARL RIMONT. (D.R 2012)










ANDANZA.

Allanado el prado ahora se encuentra;
 aquél  que alguna vez se tornó atestado de dunas serpenteantes de dolor;
y que ahora aparenta un  mar en calma;
que paciente espera por mí.

Podre caminar en la tersura de sus senderos;
con mis pies descalzos y el alma también.
La erosión milagrosa  sucedió;  a medida que el tiempo mató el filo de los bordes insinuados
 de tantas cosas que lastimaban las andanzas.

La osadía de andar en él; 
parecía la aventura épica más grande contada por los más antiguos mitos.
Ya no importa ; ya no existen más agobios.
El cielo quedó taciturno, sin tormenta que lo alborote.

La tierra inmóvil únicamente avanza a cada paso que dejo atrás;
 y cuando vuelvo la mirada a mi espalda;
 noto como  se borran lentamente con el hilo fino del reloj de arena;
dejando el cuaderno de la eternidad limpio para que alguien más lo pueda usar.

J CARL RIMONT (D.R 2012)






MELODÍA DE CUNA.

Frente al viejo piano que despertó tantos suspiros enamorados de la abuela; trato de hacer la mejor interpretación que arrulle serena tus ojos, tu cuerpo, tu alma.

No paras de llorar mi corazón se agobia por ello y mis dedos atrofiados por el tiempo enloquecen de desesperación; desearía una habilidad nata y envidiable para poder acariciar tus oídos; hasta que los sueños llegasen a ti.

La hamaca de mis brazos no fue suficiente para lograr mi cometido y me refugie pidiendo ayuda a este viejo músico de madera y marfil.

Me concentro en aquellas piezas blancas y negras; que parecieran una gran sonrisa horizontal. Por fin logro sacar un par de notas correctas de una vieja canción de antaño que a mí me tocaba el abuelo.

Volteo orgulloso hacia tu cuna; busco tu inocente mirada; no pudiste mi proeza escuchar simplemente te gano el cansancio; ese cansancio de esperar.

Creo que cerraste los ojos orgulloso y contento por el esfuerzo de tu viejo padre; que en su afán de poderte dormir, no le importo aquél delicioso desvelo.

J CARL RIMONT. (D.R 2012)









EL MEJOR FINAL DE UN POEMA.

No sé si te encontré ayer bajo el manto de nubes;

no recuerdo ahora si brillabas más que la luna.

Ni si las estrellas te delataron por ser más hermosa que ellas;

sólo sé que te encontré

Tu voz no era angelical; era única

pensé que las sirenas se habían vuelto a la tierra;

y que tu encanto era el efecto de eso.

Evadí tu mirada , no porque no deseara tenerla; sino porque sentí que me volvería de piedra ante tal hechizo;

casi tan mortal como el de medusa al cuidar de ti como el más anhelado tesoro.

Y me arriesgué; que importaba perder la respiración, el cuerpo y el adentro al verte;

porque al no verte, no podría soñar en tu ausencia de ti.

La proximidad ante tal encuentro;

electrizante, ardiente, inexplicable,maravillosa,indescriptible;

tan indescriptible que; la última parte de ese poema no lo pude terminar;

pero podríamos decir que ese final eres tú.

J CARL RIMONT. (D.R 2012)









SI LO DICES TÚ, ASÍ SEA.


Miraba estrellas gemelas en tus dos minúsculas manitas de ángel;
 las lanzabas a mi cara para postrar una caricia tuya en mi mejilla
y detrás de ellas; una prolongada sonrisa.

Se ensortijaba tu cabello con el sudor de estar  tan cerca de mí;
 y es que me tenias a veces abrazado cerca muy cerca de ti.
noté que perdiste tu angelical  mirada en el blanco techo de tu cuarto obscuro.

Volví  la mirada hacia tu rostro que parecía tener una gran tristeza clavada;
como si un alma que sabe de sufrimientos de adulto se metiera en ti.
con temor balbucee a tu oído; hijo ¿qué estás pensando?.

Él tiene tres años y nueve meses; me dio un latigazo aquella respuesta.
Se encogió de hombros volvió a mirarme de frente y me dijo
papá que cuando llegaste te dije no te preocupes.

Sentí que el cuerpo perdía el alma y el corazón se volcaba a llorar contra mi pecho;
efectivamente eso me había dicho. Nunca pensé que se me notara lo que traía dentro;
con miedo le pregunte, hijo ¿eres feliz?.
Sonrió sin voltearme a ver del todo, apretó mi dedo que tenía en la mano
su voz tomo un timbre indescriptible y hablo
a veces estoy medio triste y a veces medio feliz.

Quedé herido de muerte, mis ojos ya no veían los suyos de tanto dolor.
¿Hijo porque dices eso? yo te amo le repetí algunas veces, me abrazo, profundo suspiro
me beso y me dijo no te preocupes y después sin más palabras; durmió.

J CARL RIMONT (D.R 2012)







A MIS AMIGOS QUE ESCRIBEN.
de una entrañable charla entre amigos
de suspiros antes palabras perfectamente encajadas
de situaciones hechas letras por millones de manos y billones de dedos
de numerosos desvelos sólo para acompañarnos
de apoyo incondicional sin conocernos en persona
de compartir afinidad a los versos,
de ser soñadores de cuentos intangibles
de ser, aunque distantes, genuinos de verdad.
 
 

                                                                                      LO ESCRIBÍ PENSANDO EN TI.

                                                                                    J CARL RIMONT. (D.R. 2012)

                                                                                   



 


 
POEMA EN DOS TIEMPOS.

Te escribiré un poema en dos tiempos,
en el que estuviste y en el que ya no más,
en el que te fuiste y en el que no volverás
en el que eras sol de mis días y que ahora en penumbras está.

Te escribiré un poema en dos tiempos,
por si accidentalmente hay un encuentro,
decirte lo importante que fuiste,
y lo que ahora por ti ya no siento.

Dos tiempos que existen en el mismo espacio,
pero con diferentes sentimientos,
unos que me llenaron de euforia,
y otros de resentimientos.

Aquí termina el poema, la luz de la vela se extingue,
quisiera seguirte escribiendo, pero ni la tinta vale el intento,
porque este amor de 2 tiempos se quedo atrapado en uno solo,
en aquél de olvidar que alguna vez ocupaste un espacio en el mío.

J CARL RIMONT (D.R 2011)









UNA NOCHE EN LA HABANA.

Flor de color canela de la paradisiaca cuba,
para ser exacto, del edén de la habana;
sonrisa de espuma de la playa ancón; de cabello azabache,
 con destellos entresacados color  turquesa.

Ojos color de bronce, que contrastan con tus labios carmesí
 nariz de suspiro enamorado y mejillas que parecen dos sendos piropos
subidos de color al atardecer, en que como gaviota paseas por la playa.

Nos sorprende la noche,
la noche perfecta en que nos encontramos,
 entre callejones llenos de ritmo caliente
entre abrazos morbosos y deseos acumulados.

Me citas a tu cintura, provocativa
aprisionas mi mirada a tus caderas
que se mueven hasta casi salir de tu cuerpo
mi respiración pende de un hilo de tu cabello

Te acercas a mí,  como un felino de esa raza azul cubana,
e insinuante me dices, bailemos, como haciendo el amor,
yo te suplico no juegues conmigo y evado la petición,
preguntándote ¿ cómo se llama tu ritmo?; me contestas con una pronunciada  sonrisa,
me puedes llamar  “RUMBERA” y de nuevo atrapas mi corazón.
J CARL RIMONT.








ETÉREO.

 El cuerpo muere,
 el alma eterna,
 el infinito a un centímetro,
 la eternidad tan remota,
 no te escondas del destino,
sus alcances son enormes,
 diminuto el mundo, para escapar de ellos,
 llora de temor, clama piedad a tus deidades,
 dibuja una sonrisa fugaz en el rostro y comprende que;
                                      “NADA ES ETERNO EN ESTE MUNDO TAN ETÉREO”.
                               
 J CARL RIMONT. D.R 2012









DESCUBRIENDOME.

Con el viento sofocado se escuchan pies arrastrándose,
que parecen acariciar la tierra con dolor,
 aparece si apenas distinguible una silueta,
 maltrecha, desgajada, casi a punto de rasgarse en mil girones,
 no era un fantasma, era yo.
                                                      Me fusilas completo con carrilleras interminables de preguntas,
                                                     que de donde vengo , que porque tanto he tardado,
                                                     que parecieron siglos sin verme que ,
                                                     que mi cuerpo dabas perdido.

                                                     Traté de abrir un poco los ojos,
                                                      polvorientos y sangrantes,
                                                      las rodillas desencajadas de su lugar apenas si me podían sostener,
                                                     y mi boca, apenas articulaba palabra, te contesté entre dientes,
                                                     casi a punto de sucumbir.

                                                     Tuve una lucha feroz, atroz, casi infernal, no con ejércitos,
                                                     ni hordas de entes infra humanos,
                                                     ni con seres feroces no dueños de sus acciones,
                                                     mucho menos con jaurías que parecieran gente.

                                                     Entonces ¿cuál fuel motivo?¿con quién te enfrentaste? ;
                                                     el motivo fue descubrir la verdadera identidad de mi contrincante,
                                                    ¿quién era él?, YO MISMO Y VENCÍ.

                                                    J CARL RIMONT. (D.R 2011)







“SÓLO ALETARGADA”

me volvió el alma al cuerpo,
porque me había quedado sin nada,
me volvió el alma al cuerpo cuando te volví a ver,
justo en la última campanada entre la tarde y el anochecer.

Repicaron las campanas, como señal de tu venida,
regresaste a mí, me viste aletargada,
falta de aquella última bocanada de ti que me quitó el viento,
verdugo contundente de mi sufrimiento.

Y así; a tu regreso, me miraste orgulloso creyendo haberme dado una lección,
que amansara y doblegara contundente mi corazón;
y  me enseñara  a valorar  tu poco cariño y presencia. Pero, ten cuidado , no te fíes,
 quizá en el fondo,  respiré por mí misma de nuevo y la realidad sea que… ya te olvide.

J Carl Rimont. (D.R. 2011)







SERPENTINA CARIOCA.

Mis fogosas manos desean un desliz contigo,
en una tarde de capa helada ,
en un momento de profundo suspiro,
en un segundo de incontenible emoción,
en un instante de sufrimiento
en un latigazo de frenesí.

Impávida a mis deseos, te contoneas como serpentina,
en tu carnaval colorido de bellos gestos,
 pareces una Carioca,
me vuelvo loco a tus exóticos movimientos,
 mis manos están peor que lanza fuegos
Desafortunadamente pareces un hermoso
 maniquí de cera.

J CARL RIMONT (D.RESERVADOS 2012)




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